UNA EXPLORACIÓN INTEGRAL DEL BUDISMO
UNA
EXPLORACIÓN INTEGRAL DEL BUDISMO[1]
ALBERTO J.
MERLANO A.
ENERO 2024
El artículo "Una Exploración Integral del Budismo"
ofrece un análisis conciso del budismo, cubriendo su historia, enseñanzas
fundamentales, y diversas interpretaciones. Se enfoca en aspectos como la vida
y enseñanzas de Buda, así como en la perspectiva budista sobre Dios, el alma, la
iluminación y la vida después de la muerte. Además, examina las diferencias
entre las principales corrientes budistas: Theravada, Mahayana, Vajrayana, y
Zen. El artículo también aborda temas complejos como la doctrina del karma, las
Cuatro Nobles Verdades y el Noble Óctuple Sendero. Finalmente, ofrece reflexiones
del autor sobre la postura del budismo acerca de Dios y la no existencia del
alma.
¿QUIÉN FUE
BUDA?
Siddhartha
Gautama, conocido como el Buda, fue un maestro espiritual fundador del budismo.
Nació en la familia real de los Shakya en Lumbini, actualmente parte de Nepal,
alrededor del siglo V a.C., aunque las fechas exactas de su vida son objeto de
debate entre los historiadores.
La
historia de Siddhartha Gautama es una mezcla de hechos históricos, leyendas y
enseñanzas religiosas. Su vida temprana estuvo marcada por el lujo y la
opulencia. Sin embargo se dice que renunció a su existencia principesca tras enfrentarse
a la realidad del sufrimiento humano manifestado en enfermedad, vejez y muerte.
Después
de abandonar su hogar en busca de respuestas, Siddhartha emprendió un riguroso
camino de prácticas ascéticas y meditación. Tras años de austera
autodisciplina, se dio cuenta de que ni la indulgencia extrema ni la severa
austeridad eran el camino hacia la evolución espiritual. En lugar de ello,
adoptó un vía media entre estos extremos.
Se
dice que alcanzó la iluminación bajo el árbol Bodhi, en Bodh Gaya, India.
Después de este despertar, Siddhartha fue conocido como el Buda, que significa "el
iluminado". Pasó el resto de su vida enseñando el Dharma, nombre que
se le da al conjunto de verdades sobre la naturaleza del sufrimiento y el
camino hacia su eliminación.
Las
enseñanzas de Buda se centran en las Cuatro Nobles Verdades: la existencia del
sufrimiento, su causa, la posibilidad de eliminarlo y el camino para hacerlo,
conocido, este último, como el Noble Óctuple Sendero. Estas enseñanzas forman
la base del budismo y han influido en innumerables personas a lo largo de la
historia.
Buda
no se consideraba a sí mismo un dios ni un objeto de adoración, sino un guía
que mostraba el camino hacia la iluminación. Su legado continúa vivo a través
de las diversas tradiciones budistas que se han desarrollado a lo largo de los
siglos.
Se
cree que Siddhartha Gautama, murió alrededor del 483 a.C. en Kushinagar, en la
actual India, a la edad de 80 años. La causa de su muerte, tradicionalmente
aceptada, se atribuye a una enfermedad que siguió a una comida ofrecida por un
seguidor. Los detalles exactos de lo que comió y la enfermedad que esto
originó, son objeto de debate entre los estudiosos. Su muerte, conocida como
Parinirvana.
¿QUÉ
ENTIENDE EL BUDISMO POR LIBERACIÓN O ILUMINACIÓN?
En
el budismo, la liberación o iluminación (conocida como "Nirvana"
en sánscrito y "Nibbana" en pali) es el objetivo final de la
práctica espiritual. Esta meta es alcanzar un estado de liberación del
sufrimiento, del ciclo de renacimientos (samsara) y de la ignorancia
fundamental que mantiene a los seres atrapados en este ciclo.
A
continuación se presentan algunos aspectos clave de cómo se entiende la
liberación o iluminación en el budismo:
· Cese del sufrimiento (Dukkha): El Nirvana implica el cese del sufrimiento, que es la primera noble verdad en el budismo. Este sufrimiento es visto como el resultado de los deseos, los apegos y la ignorancia.
La iluminación en el budismo no suele ser vista como un evento repentino, sino más bien como el resultado de un camino gradual de práctica y desarrollo espiritual, a través de la meditación, la ética y la sabiduría.
· Extinción del deseo y el apego: En el estado de Nirvana, los apegos y deseos que causan el sufrimiento son superados. Esto no significa una negación de la experiencia o la vida, sino una profunda comprensión de la naturaleza de la realidad que libera a la mente de las ataduras del deseo y el miedo.
·
Comprensión
de la realidad tal como es: La iluminación implica una percepción directa y
profunda de la realidad tal como es, incluyendo las Tres Marcas de la
Existencia: impermanencia (Anicca), sufrimiento (Dukkha) y no-yo (Anatta). Esta
comprensión trasciende el pensamiento conceptual ordinario.
· Desarrollo de cualidades positivas: La iluminación también involucra el desarrollo de cualidades como la compasión, la sabiduría, la paciencia y la generosidad. Se ve como un estado de purificación mental y moral.
·
Paz y
ecuanimidad: El Nirvana se asocia con una paz profunda y una ecuanimidad
inmutable, independientemente de las circunstancias externas. Es un estado de
ser que está más allá de las dualidades de placer y dolor, ganancia y pérdida.
Las
diversas escuelas del budismo (Theravada, Mahayana, Vajrayana, etc.) pueden
enfatizar diferentes aspectos del Nirvana. Por ejemplo, en el Mahayana, la
iluminación incluye la idea del Bodhisattva, un ser iluminado que elige
permanecer en el ciclo del samsara para ayudar a todos los seres a alcanzar la
liberación.
En resumen, la liberación o iluminación
en el budismo es un estado de comprensión profunda y directa de la realidad,
libre de sufrimiento, deseo, y falsas
ilusiones caracterizado por la paz, la
ecuanimidad y la compasión. Este es el resultado final del camino budista y se
logra a través de la práctica constante y el desarrollo espiritual.
¿QUÉ ES DIOS PARA EL BUDISMO?
En el budismo, el concepto
de Dios difiere significativamente de las tradiciones teístas como el
cristianismo, el islam o el judaísmo. Esencialmente, el budismo es no teísta,
lo que significa que no se centra en la adoración de un dios creador.
Aquí hay algunas ideas clave
sobre cómo se percibe el concepto de divinidad en el budismo:
·
Ausencia de un creador
omnipotente: El budismo no enseña la
existencia de un dios creador omnipotente. En lugar de centrarse en la
adoración de un ser supremo, pone énfasis en el camino personal hacia la
iluminación y la superación del sufrimiento.
·
Deidades y seres
espirituales: Aunque el budismo no adora
a un dios creador, reconoce la existencia de deidades y seres espirituales en
sus textos. Sin embargo, estas deidades no son vistas como salvadores, sino
como seres que también están atrapados en el ciclo del samsara (renacimiento) y
que, por lo tanto, también necesitan alcanzar la iluminación.
·
El Buda: En el budismo, Siddhartha Gautama, conocido como el Buda, es
profundamente respetado, pero no es considerado un dios. Se le ve como un
maestro excepcional que alcanzó la iluminación completa y enseñó el camino para
que otros lo logren. Los budistas lo veneran como un ejemplo a seguir, más que
como una divinidad.
·
El Dharma: En el budismo, el concepto del Dharma (la enseñanza o la ley
cósmica) es central. Se considera la verdad universal que el Buda enseñó y es
algo que los practicantes buscan comprender y vivir en su camino hacia la
iluminación.
·
Enfoque en la práctica y la
experiencia personal: El budismo enfatiza la
importancia de la práctica personal y la experiencia directa. En lugar de
depender de la fe en un dios, alienta a los seguidores a seguir el Noble
Óctuple Sendero y a practicar la meditación para comprender la realidad y
alcanzar la iluminación.
· La comunidad o Sangha:
La Sangha en el budismo se refiere originalmente a la comunidad de
monjes y monjas dedicados a seguir las enseñanzas del Buda. Con el tiempo, este
concepto se ha ampliado para incluir a los practicantes laicos, haciendo que la
Sangha represente a toda la comunidad budista, que se apoya mutuamente en la
práctica espiritual y la observancia ética. La Sangha cumple funciones clave
como el apoyo espiritual y práctico a sus miembros, además de preservar y
transmitir las enseñanzas del Buda.
En resumen, mientras que el
budismo reconoce la existencia de seres espirituales y deidades en sus enseñanzas,
no se centra en la adoración de un dios creador único. En cambio, enfatiza el
camino individual hacia la iluminación y la superación del sufrimiento a través
de la práctica y la comprensión del Dharma.
¿QUÉ ES EL
ALMA PARA EL BUDISMO?
En el budismo, el concepto
de "alma" se interpreta de manera muy diferente en comparación
con muchas religiones occidentales o teístas. La doctrina budista clave en
relación con este concepto es "Anatta" o "Anatman",
que se traduce como "no-yo" o "no-alma". A
continuación, se presentan algunos aspectos fundamentales de cómo el budismo
entiende este concepto:
· No -YO (Anatta): En el
budismo, Anatta es una de las Tres Marcas de la Existencia, junto con sufrimiento
(Dukkha) e impermanencia (Anicca). Anatta refuta la idea de un "yo"
permanente, inmutable y autónomo. En lugar de existir un alma eterna o un yo
constante, lo que hay es un flujo de experiencias y procesos en constante
cambio.
· Rechazo de la identidad permanente: A diferencia de las creencias que sostienen la existencia de
un alma inmutable, el budismo enseña que lo que consideramos como "yo"
es realmente una colección de cinco "agregados" o "skandhas":
forma, sensación, percepción, formaciones mentales y consciencia. Estos
agregados están en constante cambio y no constituyen una identidad fija o
eterna.
· Interdependencia y vacuidad: El budismo también aborda los conceptos de interdependencia
(Pratītyasamutpāda) y vacuidad (Śūnyatā), sugiriendo que todos los fenómenos
están interconectados y carecen de una esencia inherente o independiente. Esto
se aplica también a lo que podríamos considerar el "yo" o "alma".
· Enfoque en la experiencia presente: Al no adherirse a la noción de un alma eterna, el budismo
enfoca la atención en la comprensión y transformación de la experiencia
presente. La práctica budista implica trabajar con las realidades de la
impermanencia y el sufrimiento para alcanzar la iluminación y la liberación.
· RENACIMIENTO y karma: A pesar de la ausencia de un "yo" o "alma"
permanente, el budismo habla del RENACIMIENTO. Sin embargo, este RENACIMIENTO
se entiende como la continuación de un proceso causal (karma) y no como la
transmigración de un alma o “yo” inmutable.
En resumen, el budismo desafía la
noción de un alma permanente y separada, enfatizando en su lugar un
entendimiento de la existencia caracterizado por la impermanencia, la
interconexión y la ausencia de un yo inmutable. Este enfoque radicalmente
diferente tiene profundas implicaciones en la forma en que los budistas
comprenden la identidad, el sufrimiento y el camino hacia la iluminación.
¿QUÉ SUCEDE
EN LA DOCTRINA BUDISTA CON UNA PERSONA ILUMINADA CUANDO MUERE?
En
la doctrina budista, lo que sucede con una persona iluminada (un Buda o un
Arhat) al morir es un tema de profunda importancia y, también, de diversas
interpretaciones dentro de las distintas tradiciones budistas. El concepto
clave relacionado con la muerte de una persona iluminada es el "Parinirvana"
o "Nirvana Final".
Parinirvana
se refiere al estado alcanzado al morir por alguien que ha logrado el Nirvana
durante su vida. Mientras que el Nirvana es el estado de liberación alcanzado
mientras aún se vive, el Parinirvana es la culminación de este proceso al final
de la vida física.
· Liberación completa del samsara: Se entiende que una persona iluminada, al morir, se libera completamente del ciclo de renacimientos (samsara). Ya no está sujeta a renacer en el mundo fenoménico de sufrimiento y falsas ilusiones, habiendo superado todas las causas kármicas que impulsan el ciclo de nacimiento y muerte.
· Cese de la existencia condicional: En el Parinirvana, se considera que todas las formas de existencia condicional y los agregados (skandhas) que constituyen el "yo" se disuelven. Esto significa que la persona iluminada ha trascendido completamente todas las formas de existencia individual y fenomenológica.
· Estado indescriptible: El estado de Parinirvana es a menudo descrito como indescriptible e incomprensible para aquellos que aún no lo han alcanzado. No es simplemente la aniquilación o la no existencia, sino un estado trascendental que va más allá de las categorías convencionales de existencia y no existencia.
· Diferencias en interpretaciones: Las diferentes tradiciones budistas pueden tener variaciones en cómo entienden y describen el Parinirvana. Por ejemplo, algunas escuelas del Mahayana enfatizan la continua compasión y actividad de los Budas y Bodhisattvas después de la muerte física, mientras que en el Theravada, el énfasis está más en la cesación final y la liberación del ciclo del samsara.
·
No más sufrimiento
o deseo: Un aspecto clave del Parinirvana es que representa un estado donde
no hay más sufrimiento, deseo o ignorancia. Es el final definitivo del
sufrimiento (dukkha), que es el objetivo central de la práctica budista.
En resumen,
en la doctrina budista, cuando una persona iluminada muere, entra en el estado
de Parinirvana, que es una liberación total y final del ciclo de renacimientos
y sufrimiento. Este estado es considerado como el logro último en el camino
espiritual budista, marcando la culminación de la jornada hacia la liberación
completa.
¿QUÉ
SUCEDE, SEGÚN EL BUDISMO, ENTRE UN RENACIMIENTO Y OTRO?
En
el budismo, el proceso que ocurre entre una vida y la siguiente se llama "bardo",
un término tibetano que significa "intervalo". Este concepto
es explorado detalladamente en las tradiciones budistas tibetanas,
particularmente en textos como el "Bardo Thödol", conocido en
Occidente como "El Libro Tibetano de los Muertos".[2] A continuación se presentan algunos
aspectos clave sobre lo que el budismo enseña acerca de este período
intermedio:
· Tres etapas del bardo: El bardo se divide generalmente en tres etapas:
Chikhai bardo: La experiencia inmediatamente después de la muerte, caracterizada por la manifestación de la "luz clara" de la realidad. Se considera una oportunidad para la liberación si el individuo está preparado y consciente.
Chonyid bardo: El estado en el que aparecen visiones y deidades pacíficas y airadas, reflejando los contenidos de la mente inconsciente. La comprensión y aceptación de estas visiones como manifestaciones de la propia mente pueden llevar a la liberación.
Sidpa bardo: El período justo antes del renacimiento, donde las visiones de futuros padres y situaciones de vida se presentan. La atracción o aversión a estas visiones puede influir en el próximo renacimiento.
· Karma y renacimiento: En el budismo, se enseña que el karma (las acciones y sus consecuencias) juega un papel crucial en determinar el próximo renacimiento. Durante el bardo, la "mente" o "consciencia" del individuo, llevando las impresiones kármicas de vidas pasadas, busca un nuevo renacimiento adecuado a su karma.
· No-Ser y continuidad: A pesar de la ausencia de un "yo" o "alma" permanente (Anatta), hay una continuidad de la consciencia. Esta continuidad es como una corriente que fluye de una vida a otra, porta las tendencias y predisposiciones kármicas, pero no es una entidad fija o inmutable.
· Oportunidad para la liberación: Algunas tradiciones budistas, especialmente el budismo tibetano, ven el bardo como una oportunidad crucial para la liberación espiritual. Si una persona ha sido entrenada y es consciente durante este proceso, puede reconocer la naturaleza de las experiencias del bardo y alcanzar un estado de liberación, evitando el ciclo de renacimientos.
·
Diversidad
en las interpretaciones: Es importante notar que la comprensión y el
énfasis en el bardo varían entre las diferentes tradiciones budistas. Mientras
que el budismo tibetano ofrece una descripción detallada del bardo, otras
tradiciones pueden no enfatizarlo tanto o interpretarlo de manera diferente.
En resumen,
en el budismo, el período entre una RENACIMIENTO y otra es un tiempo de
transición importante donde la consciencia individual atraviesa varias etapas y
experiencias, influenciadas por el karma. Este período es visto no solo como
una transición entre vidas, sino también como una oportunidad para el despertar
espiritual y la liberación del ciclo del samsara (RENACIMIENTO).
QUÉ
DIFERENCIAS ESENCIALES EXISTEN ENTRE LAS TRES CORRIENTES DEL BUDISMO :
THERAVADA, MAHAYANA, VAJRAYANA Y DE ESTAS TRES CON EL BUDISMO ZEN?
El
budismo, con sus más de 2500 años de historia, ha evolucionado en varias
tradiciones y escuelas, siendo las principales la Theravada, Mahayana y
Vajrayana. El Zen es una escuela dentro del Mahayana. Cada una tiene sus
propias enseñanzas, prácticas y énfasis, aunque comparten muchas doctrinas
fundamentales. A continuación se presentan algunas de las diferencias
esenciales entre estas cuatro corrientes:
THERAVADA (EL CAMINO DE LOS ANCIANOS)
· Enfoque: Pone énfasis en las enseñanzas originales de Buda y la práctica individual hacia la iluminación.
·
Ideal
Espiritual: El Arhat, un ser iluminado que ha alcanzado el Nirvana y se ha
liberado del ciclo de renacimientos.
· Escrituras: Utiliza el Canon Pali como su texto principal.
·
Región
Predominante: Sudeste asiático (Sri Lanka, Tailandia, Birmania, Camboya,
Laos).
MAHAYANA (EL GRAN VEHÍCULO)
· Enfoque: Pone énfasis en la iluminación de todos los seres y la práctica del camino del Bodhisattva, que busca la iluminación no solo para uno mismo sino para ayudar a todos los seres.
· Ideal Espiritual: El Bodhisattva, un ser que aplaza su propia entrada final al Nirvana para ayudar a otros.
· Prácticas: Incluye una gama más amplia de prácticas y textos, como la meditación Zen, la devoción a los Bodhisattvas y el estudio de los Sutras Mahayana.
· Escrituras: Incorpora una amplia variedad de textos además del Canon Pali, como el Sutra del Loto y el Sutra del Corazón.
·
Región
Predominante: El este de Asia (China, Japón, Corea, Vietnam).
VAJRAYANA (EL VEHÍCULO DEL DIAMANTE)
· Enfoque: Conocido por su enfoque en métodos avanzados y esotéricos para lograr la iluminación rápidamente.
·
Ideal
Espiritual: Al igual que el Mahayana, se centra en el ideal del
Bodhisattva.
·
Prácticas:
Utiliza técnicas de meditación avanzadas, rituales, mantras y
visualizaciones de deidades.
· Escrituras: Incluye los tantras, además de los sutras Mahayana.
·
Región
Predominante: Tíbet, Bután, Nepal y partes de la India.
BUDISMO ZEN
El budismo Zen es una rama del budismo Mahayana que enfatiza la práctica de la meditación y la experiencia directa de la iluminación. Aunque tiene sus raíces en el budismo indio, se desarrolló más plenamente en China (donde se le conoce como Chan) antes de expandirse a Japón, Corea (donde se le conoce como Seon), Vietnam (Thien), y eventualmente al resto del mundo.
· Enfoque: Se centra en la experiencia directa y la comprensión intuitiva de la naturaleza de la mente y de la realidad, en ocasiones restándole importancia al estudio textual.
· Ideal Espiritual: Al igual que el Mahayana, sigue el ideal del Bodhisattva.
· Prácticas: El Zen pone un gran énfasis en la práctica de zazen, o meditación sentada. Durante zazen, los practicantes a menudo se concentran en su respiración y buscan alcanzar un estado de mente alerta y concentrada. También emplea los koan, acertijos o historias paradójicas que no pueden ser resueltos mediante el pensamiento lógico. Se utilizan para trascender el pensamiento dualista y experimentar la iluminación directamente.
· Escrituras: Aunque respeta los sutras Mahayana, el Zen a menudo pone menos énfasis en los textos y más en la práctica.
· Región Predominante: Muy influyente en Japón, también presente en China (como Chan) y Corea (como Seon).
Aquí hay algunas características complementarias clave del budismo Zen:
· Transmisión directa: El Zen enfatiza la transmisión directa de la iluminación de maestro a discípulo, fuera de las enseñanzas escritas. Esta transmisión espiritual es considerada esencial para entender verdaderamente el Zen, más allá de los textos o doctrinas.
· Simplicidad y naturalidad: La estética y filosofía Zen valora la simplicidad, la naturalidad y la espontaneidad, lo cual se refleja en las artes (como la caligrafía, la cerámica, el arreglo floral, y la ceremonia del té), la arquitectura, y el diseño de jardines Zen.
· Práctica diaria: Además de la meditación, la práctica Zen implica incorporar la atención plena y la consciencia en las actividades cotidianas. Esto puede incluir prácticas como el trabajo manual, comer con atención o caminar meditativo. Esencialmente estar presente, en el aquí y ahora.
· Enseñanzas no dogmáticas: Aunque el Zen se basa en las enseñanzas budistas, tiende a evitar el apego a las escrituras y doctrinas específicas, enfatizando en cambio la experiencia personal y la realización propia de la verdad.
· Sesshin y retiros: Los retiros intensivos de meditación, conocidos como sesshin, son una parte importante de la práctica Zen. Durante estos períodos, los practicantes se dedican a la meditación continua, el trabajo comunitario, y las enseñanzas con el maestro Zen.
El
Zen busca cultivar una comprensión profunda de la naturaleza del yo y la
realidad a través de la experiencia directa, más que el estudio teórico. Es
conocido por su enfoque práctico y directo hacia la espiritualidad, ofreciendo
un camino hacia la iluminación que es accesible en la vida cotidiana.
Todas
estas tradiciones, a pesar de sus diferencias, comparten la creencia en las
Cuatro Nobles Verdades, el Noble Camino Óctuple, y el concepto de karma y
renacimiento. Las diferencias reflejan la diversidad y la adaptabilidad del
budismo a diferentes culturas y necesidades espirituales.
¿EN QUÉ
CONSISTE LA DOCTRINA DEL KARMA?
La
doctrina del karma se refiere a la ley de causa y efecto que gobierna todas las
acciones y sus consecuencias. Según esta doctrina, cada acción que una persona
realiza, ya sea buena o mala, tiene un efecto correspondiente en su vida actual
y futura. A continuación, se presentan algunos puntos clave sobre el karma:
· Acción y reacción: El karma sostiene que cada acto, pensamiento o decisión lleva implícita una consecuencia futura que pueden manifestarse en la vida actual de una persona o en vidas futuras.
· Responsabilidad moral: El concepto de karma enfatiza la responsabilidad personal. Según esta visión, cada individuo es responsable de su propio destino, basado en sus acciones y pensamientos anteriores.
· Ciclo de renacimientos: En muchas tradiciones, el karma está intrínsecamente vinculado con la creencia en el RENACIMIENTO. Las acciones de una vida influirán en el estado de la próxima vida, contribuyendo al ciclo continuo de nacimiento, muerte y renacimiento.
·
Liberación
o moksha: En muchas escuelas del pensamiento hindú y budista, el objetivo
final es escapar del ciclo de los renacimientos (samsara). Esto se logra
alcanzando un estado de entendimiento y consciencia que trasciende el karma,
conocido como moksha en el hinduismo o nirvana en el budismo.
·
Ética y
Moralidad: El karma fomenta una conducta ética y moral. Las acciones
desinteresadas y positivas tienden a generar buen karma, mientras que las
acciones egoístas o dañinas generan mal karma.
Es
importante señalar que el concepto de karma se interpreta de manera diferente
en diversas culturas y dentro de distintas escuelas de pensamiento. Mientras
que la idea básica de causa y efecto es común, los detalles específicos y las
implicaciones pueden variar significativamente.
En resumen,
la doctrina del karma es una compleja y multifacética concepción que abarca
ideas sobre la ética, el RENACIMIENTO y la responsabilidad personal, y juega un
papel crucial en la forma en que se entiende y se practica la espiritualidad en
muchas culturas del mundo.
¿CUÁLES SON
LAS CUATRO NOBLES VERDADES DEL BUDISMO?
Las
Cuatro Nobles Verdades son la base de las enseñanzas del Buda y constituyen uno
de los aspectos más fundamentales del budismo. Estas verdades son una
formulación de las experiencias y realidades de la vida, ofreciendo un camino
para el alivio del sufrimiento. Aquí están detalladas:
· La verdad del sufrimiento (Dukkha): Esta verdad afirma que la vida en samsara (el ciclo continuo de nacimiento, muerte y renacimiento) está impregnada de sufrimiento, insatisfacción y dolor. Dukkha se manifiesta de muchas formas, incluyendo el sufrimiento físico y mental, el sufrimiento de cambiar, y el sufrimiento existencial. Incluso los momentos de felicidad son considerados insatisfactorios porque son temporales y cambiantes.
· La verdad del origen del sufrimiento (Samudaya): Esta verdad explica que el sufrimiento es causado por el deseo, el apego y la ignorancia, son las raíces del sufrimiento humano. El deseo y el apego incluyen la codicia y el deseo sensual, mientras que la aversión se manifiesta como odio o ira. La ignorancia es la falta de comprensión de la verdadera naturaleza de las cosas, especialmente de las Tres Marcas de la Existencia: impermanencia, sufrimiento y no-yo.
·
La verdad
del cese del sufrimiento (Nirodha): Esta verdad sostiene que es posible
poner fin al sufrimiento. El cese se alcanza a través del Nirvana (Nibbana en
Pali), un estado donde se extinguen los
deseos, el apego y la ignorancia. El Nirvana es descrito como un estado de paz,
liberación y felicidad suprema, liberando al individuo del ciclo del samsara.
·
La verdad
del camino hacia el cese del sufrimiento (Magga): La cuarta verdad presenta
el Noble Camino Óctuple como el medio para alcanzar el cese del sufrimiento. Este
camino se divide en tres categorías esenciales: sabiduría (visión e intención
correctas), conducta ética (habla, acción y medio de vida correctos) y
entrenamiento mental (esfuerzo, atención plena y concentración correctos).
Las
Cuatro Nobles Verdades no solo diagnostican el problema del sufrimiento humano,
sino que también ofrecen una solución práctica, que constituyen el núcleo de la
práctica y la filosofía budista.
¿EN QUE
CONSISTE EL NOBLE ÓCTUPLE SENDERO?
El
Noble Óctuple Sendero, también conocido como el Camino Medio, es una parte
esencial de la enseñanza budista, proporcionando una guía práctica para
alcanzar el cese del sufrimiento y la iluminación. Se presenta en la Cuarta
Noble Verdad y se divide, como ya se dijo, en tres categorías principales: sabiduría (pañña), conducta ética (sila) y entrenamiento
de la mente (samadhi).
·
Visión
correcta (Samma-Ditthi): Comprende las Cuatro Nobles Verdades y la realidad
de las cosas tal como son, incluyendo la comprensión de la impermanencia, el
sufrimiento y la inexistencia del "yo". Reconoce las leyes del
karma y cómo nuestras acciones tienen consecuencias.
·
Intención
correcta (Samma-Sankappa): Cultiva intenciones de renuncia, no malevolencia
y no violencia. Desarrolla la compasión y el deseo de liberación del
sufrimiento para uno mismo y para los demás.
· Habla correcta (Samma-Vaca): Abstenerse de mentir, hablar divisivamente, conversar duramente y charlar sin sentido. Favorece la comunicación veraz, amable, eficaz y armoniosa.
· Acción correcta (Samma-Kammanta): Actúa de manera ética y moral, evitando dañar a otros seres. Incluye abstenerse de matar, robar y de cometer conductas sexuales inapropiadas.
·
Medio de
vida Correcto (Samma-Ajiva): Ganarse la vida de una manera que no cause
daño y sea éticamente positiva, evitando profesiones que dañen, directa o
indirectamente, a otros seres.
·
Esfuerzo
correcto (Samma-Vayama): Cultiva un esfuerzo positivo en el desarrollo de
la mente, trabajando para prevenir y eliminar estados mentales dañinos y
promover y mantener estados mentales saludables.
· Atención Plena Correcta (Samma-Sati): Mantiene una consciencia plena y atenta de nuestro cuerpo, sentimientos y mente fomentando la consciencia del presente en nuestras acciones, palabras y pensamientos.
· Concentración Correcta (Samma-Samadhi): Desarrolla la meditación profunda para unificar la mente y alcanzar estados de consciencia más profundos (jhanas), estabilizando y calmando para una mayor claridad y comprensión.Los pasos del Noble Óctuple Sendero son interdependientes y contribuyen al desarrollo de los demás, formando una práctica integrada y holística que abarca todos los aspectos de la vida. El objetivo final es alcanzar el Nirvana, el estado de liberación del sufrimiento y del ciclo de renacimientos (samsara).
CONCLUSIÓN
El
budismo, con su rica diversidad de prácticas y enseñanzas, ofrece un camino
profundo y matizado hacia la comprensión de la existencia humana. A través de
su énfasis en la meditación, la ética y la sabiduría, el budismo aspira no solo
a aliviar el sufrimiento individual, sino también a fomentar la paz y el
entendimiento en el mundo. Desde la serena contemplación de un monje Theravada hasta
las vastas aspiraciones del Mahayana, y las intrincadas prácticas del
Vajrayana, el budismo se mantiene como una senda vital para innumerables personas
en su búsqueda de la iluminación y una comprensión más profunda.
Este
camino, caracterizado por una historia de adaptabilidad y transformación, continúa
ofreciendo respuestas a algunas de las preguntas más esenciales de la
existencia humana. Así, esta antigua tradición sigue siendo de gran relevancia en
el mundo moderno, proporcionando un refugio espiritual y una guía práctica para
la vida, alentando a cada individuo a encontrar su propio camino hacia la
verdad última.
Con
sus diversas tradiciones y prácticas, el budismo nos recuerda que el camino
espiritual es tan diverso como la humanidad misma. Cada escuela, cada práctica
y cada enseñanza ofrece una perspectiva única hacia la verdad, animando a los
practicantes a explorar, experimentar y, finalmente, encontrar la liberación y
la iluminación en sus propios términos. En su esencia, el budismo es una
invitación a emprender el viaje más significativo y profundo de todos: el viaje
hacia el interior de uno mismo.
APÉNDICE
ACERCA
DE DIOS Y LA INEXISTENCIA DEL ALMA Y, POR CONSIGUIENTE, DE UN YO PERMANENTE, EN
LA DOCTRINA BUDISTA
ALBERTO
J. MERLANO A.
Uno
de los aspectos más complejos de la doctrina budista reside en su postura sobre
la existencia de Dios, la inexistencia del alma y, en consecuencia, la ausencia
de un YO permanente. Esta complejidad se debe a que, en las religiones
abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islamismo) y en el hinduismo, el YO se
considera una característica del alma, junto con el entendimiento y la
voluntad. En el cristianismo, por ejemplo, el alma se define como la esencia
inmortal de la persona, mientras que en el hinduismo, el YO (atman) es una
parte eterna del Brahman, la realidad última.
Buda
centró sus enseñanzas en el alivio del sufrimiento y evitó pronunciarse sobre
la existencia de Dios. En relación al alma, el budismo la niega como entidad
eterna e inmutable; en su lugar, sostiene que el YO, supuestamente
consecuencia de tener un alma, es en realidad un conjunto de procesos, en
constante cambio, que cesan con la muerte del cuerpo.
El
budismo, a pesar de lo anterior, cree en el renacimiento, el aprendizaje
continuo a través de vidas sucesivas, el bardo (el período intermedio entre una
vida y la siguiente) y, especialmente, en la iluminación o liberación al final
del ciclo de reencarnaciones, culminando, para aquellos que se han liberado, en
la existencia perpetua en el nirvana[3]. Algunos argumentan que estos
elementos "esotéricos" son adiciones posteriores de los
discípulos de Buda ya que el budismo original es más una filosofía práctica
enfocada en erradicar el sufrimiento y alcanzar la felicidad, que una religión.
En mi opinión, esta visión es difícil de sostener, ya que el renacimiento, la
iluminación y el nirvana están profundamente arraigados en el budismo temprano.[4]
En
este escrito, me propongo explorar, desde una perspectiva personal, la aparente
contradicción que existe entre las enseñanzas originales de Buda y la creencia
en Dios, la existencia del alma y la persistencia del yo. Mi objetivo no es
imponer una única interpretación del budismo, sino ofrecer una perspectiva que
permita la coexistencia de diferentes visiones sobre las enseñanzas del Buda.
Desde esta perspectiva, las enseñanzas de Buda sobre el alivio del sufrimiento
y la búsqueda de la iluminación se convierten en un camino inclusivo que puede
armonizar con una amplia gama de creencias espirituales, incluyendo la creencia
en una forma de divinidad y la persistencia del YO.
ACERCA
DE LA EXISTENCIA DE DIOS
El
budismo no es una religión monolítica, sino que se compone de una amplia
variedad de escuelas y tradiciones con diferentes perspectivas sobre la
naturaleza de la divinidad. Algunas escuelas, como la Mahayana -la más
numerosa- creen en un Dios creador, mientras que otras creen en un fundamento impersonal
del universo.
En sus enseñanzas, Buda se abstuvo deliberadamente de discutir la existencia o inexistencia de Dios. Esta elección se basó en razones pragmáticas. La principal preocupación de Buda era abordar el sufrimiento humano y encontrar un camino hacia su eliminación. Enfocó sus enseñanzas en problemas prácticos y su solución, en lugar de en cuestiones metafísicas o teológicas que consideraba que no conducían directamente al fin del sufrimiento. Su enfoque estaba en el aquí y ahora, y en cómo las personas pueden vivir de manera que superen el sufrimiento y alcancen la paz interior y la iluminación.
Consideraba, además, que ciertas cuestiones, como la existencia de Dios, eran indeterminables y no contribuían al desarrollo espiritual o a la liberación del sufrimiento. Así, evitaba este tipo de especulaciones en favor de un enfoque más práctico y orientado a la acción.
Como
Buda no habló de este tema, ni para afirmar ni para negar a Dios, pero sus
enseñanzas suponen la existencia de un escenario permanente e inteligente en el
que se despliega la creación y la evolución humana, es muy difícil para un
budista soslayar la pregunta de si cree o no en Dios y, en caso de creer en él,
cuál es la naturaleza de ese Dios.
Dado
que el budismo deriva en buena medida del hinduismo, es útil presentar la
visión de Dios en esta religión.
El
hinduismo es una tradición espiritual extremadamente plural, abarcando
monoteísmo, politeísmo, panteísmo, panenteísmo, e incluso corrientes no
teístas. La flexibilidad y amplitud de estas concepciones permiten a los
seguidores del hinduismo una gran libertad para personalizar su práctica
espiritual y su comprensión de lo divino.
En
la práctica, diversas interpretaciones del hinduismo sostienen diferentes
perspectivas sobre la naturaleza de Dios. Algunas escuelas de pensamiento
afirman que Dios es equivalente al universo y a la naturaleza, lo que se conoce
como panteísmo. En esta visión, Dios se considera inmanente al universo,
presente en cada partícula y elemento de la creación. Otras escuelas, por otro
lado, sostienen un enfoque panenteísta. En esta perspectiva, Dios no solo es
inmanente al universo, sino que también lo trasciende. Dios es concebido como
una entidad que contiene y penetra el universo, pero que también existe más
allá de él como un ser personal con la capacidad de observarlo como algo
creado. Ambas perspectivas comparten la convicción de que lo divino está
presente en todo lo que existe. Sin embargo, la visión panenteísta permite a
los creyentes relacionarse con Dios como un ser personal, al que pueden acudir
en busca de orientación y ayuda.
Una
de las interpretaciones filosóficas más influyentes dentro del hinduismo es la
del Advaita Vedanta, que sostiene una visión monista de la realidad. Según esta
escuela, solo existe una realidad última, Brahman, que es infinita, eterna y
sin forma. Brahman es tanto inmanente como trascendente y es la esencia de todo
ser. El individuo (Atman) es visto como no diferente de Brahman. En esta
visión, Dios no es un ser personal, sino la realidad última que subyace a todo.
La
concepción de Dios en las enseñanzas budistas presenta similitudes con el Dios
inmanente de Baruch Spinoza (1632-1677). A diferencia de un Dios trascendente
que se encuentra fuera del universo, el Dios budista se asemeja a la sustancia
o materia prima de todo lo existente, similar a la energía que, según la física
moderna, ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Esta perspectiva, que
algunos ubican dentro del panteísmo, concibe a Dios como un ser que se conoce y
evoluciona a través de su manifestación como universo, una visión que guarda
cierta afinidad con la del filósofo Hegel.[5]
En
mi opinión, la ausencia de Dios en el budismo podría tener diferentes causas.
Por un lado, la visión de Buda parece identificar a Dios con la naturaleza,
entendida como la totalidad de lo existente: minerales, vegetales, animales y
seres humanos. En este sentido, no existiría una separación esencial entre Dios
y el ser humano. Dios no sería un ser trascendente y separado de la naturaleza,
sino inmanente a ella, conformando todo lo que es. Hablar de un Dios como
entidad separada crearía una dualidad innecesaria, algo que Buda probablemente
quiso evitar. Sin embargo, no podemos olvidar la propia explicación de Buda: la
necesidad de aliviar el sufrimiento humano y alcanzar la felicidad en el
presente. Buda consideraba que las especulaciones sobre la existencia de Dios
no podían ser comprobadas y no aportaban valor al objetivo principal de su
enseñanza.
ACERCA
DEL ALMA Y DEL NO YO
En sus enseñanzas, Buda evitó
deliberadamente discutir la existencia o inexistencia de un alma o yo
permanente. Esta postura abre una serie de interrogantes que exigen respuestas:
¿Quién o qué reencarna? ¿Quién aprende y transita por el bardo? ¿Quién alcanza
la iluminación y existe atemporalmente en el nirvana?
A continuación, me gustaría ofrecer mi
perspectiva personal sobre estas preguntas: [6]
1.
La autoconsciencia humana, esa capacidad que nos permite identificarnos como un
YO y actuar más allá de los instintos, puede ser interpretada como una
manifestación de Dios operando a través de nuestro cuerpo. Desde esta
perspectiva, no existiría un Dios separado del universo, sino una única
realidad divina que se expresa en una infinidad de formas, siendo cada ser
humano una de ellas.
2.
En su manifestación como ser humano, Dios se encuentra limitado en su
autoconocimiento debido a los instrumentos que utiliza para expresarse. Estas
limitaciones provienen de la información disponible y del procesamiento que
realiza el cerebro humano, así como del nivel de consciencia que cada individuo
haya logrado desarrollar. [7]
3.
Al morir, la entidad individual que denominamos YO o TÚ no se funde
necesariamente con una consciencia global o universal. Según esta perspectiva,
la identidad individual se mantiene, conservando el nivel de información y
conocimiento adquirido a través de las experiencias vividas en cada encarnación
humana, especialmente las de la última vida.
4.
La supervivencia de la autoconsciencia individual entre encarnaciones,
integrando el conjunto de información acumulada a través de múltiples vidas, es
una hipótesis que encuentra apoyo en diversas fuentes. Entre ellas se
encuentran las experiencias conscientes del bardo descritas en el budismo, las
experiencias con seres desencarnados y las investigaciones realizadas por
autores como Michael Newton y Robert Schwartz.[8]
5.
La personalidad, o ego, que Dios adopta en su experiencia como ser humano, no
es lo que reencarna. Esta muere con el cuerpo. Lo que reencarna es el conjunto
de información y experiencias acumuladas por la persona durante su vida,
animado por la consciencia divina individualizada presente en cada ser humano.
6.
En el proceso evolutivo, el espíritu, o Dios encarnado en el ser humano, llega
a un punto en el que comienza a reconocer su verdadera identidad: Dios en forma
humana, uno con el Padre, dos niveles de consciencia, un único ser. Este
reconocimiento, conocido como iluminación, se inicia cuando comprendemos
que no somos el ego, sino un centro de consciencia del universo, o, en otras
palabras, una terminal de la consciencia divina. A partir de este momento, el
espíritu individual (TÚ o YO) continúa su evolución de forma consciente.
7.
La necesidad de reencarnar culmina cuando el aprendizaje a través de la forma
humana se completa. A partir de ese momento, el espíritu individual continúa su
evolución en diferentes roles como maestros, administradores o creadores del
universo, siempre creciendo en información y consciencia, hasta que al final
del ciclo, ese punto de consciencia de Dios que somos, abandona cualquier forma
que tenga en ese momento y se une con la fuente, Dios, la cual es, conoce
y puede.[9]
Desde
la perspectiva desarrollada hasta aquí, lo que denominamos “Dios”, es la unión
entre el ser que mantiene la consciencia de la totalidad y su manifestación en
la multiplicidad. Dios y yo, o Dios y tú, no existimos separados; por lo tanto,
resulta más preciso hablar de Dios-padre y Dios-hijo, dos niveles de consciencia,
un único SER, que llamar Dios a la parte de la divinidad que tiene consciencia
de todo lo que es.
Teniendo en cuenta todo lo
anterior ¿por qué el budismo considera que no existe un alma y un YO
permanente?
Recordemos:
En la religiones abrahámicas llamamos ALMA a ese centro de consciencia, el YO,
capaz de entender y provisto de una voluntad que le permite el libre albedrío y,
por consiguiente, actuar trascendiendo los instintos.
En general, el budismo rechaza
la idea de un alma permanente e inmutable. El concepto central es el anatta, que significa
"no-yo", y se refiere a la ausencia de un ser permanente e
independiente. La experiencia del ser se considera un flujo continuo
de elementos psicofísicos en constante cambio, sin un núcleo central o
alma permanente.
En
mi interpretación, en el budismo no hay un alma permanente, pues es el mismo
ser, al que llamamos Dios, quien vive estas experiencias. Las asociamos, por
designio divino, con nuestra personalidad separada, sin ser conscientes de que
somos centros de consciencia de ese Dios, viviendo la experiencia de ser
humanos, no entes o espíritus diferentes a él. En el budismo no existe un Dios
creador de muchas almas, sino solo Él manifestándose en múltiples formas, entre
ellas la humana.
Tampoco
existe un alma como una especie de “cuerpo” del espíritu o Dios que se
manifieste a través de cada uno de nosotros, tú o yo, a menos que consideremos
que la información obtenida por Dios encarnado, limitado en su conocimiento por
el medio en el que opera: el cuerpo humano, sea asimilada por el espíritu o
Dios que se manifiesta en la forma de tú o yo. En este caso, lo que llamamos
alma sería el “cuerpo” que le permite al espíritu expresarse en el mundo
de las formas. El alma sería una forma temporal, una especie de cápsula,
perecedera al final del ciclo evolutivo. Un cuerpo con el que el espíritu, o
Dios hecho “hombre”, se reviste en su proceso de vivir experiencias que
lo conducen desde la ignorancia, elegida voluntariamente, a la iluminación
plena en la que actualiza completamente su potencial.
El
budismo propone un proceso de evolución en conocimiento y consciencia a través
del aprendizaje proporcionado por la experiencia de múltiples encarnaciones.
Esto implica la existencia de algún tipo de "cuerpo" con el
que el espíritu debe actuar, equivalente, en esta interpretación, a lo que
definimos en el párrafo anterior como alma. Esta solo permanece hasta el
momento en que el espíritu encarnado se une a la fuente. De este modo se puede
entender la enseñanza budista de la no existencia del alma, entendiendo que
esta no es un espíritu eterno creado por la divinidad, sino un simple medio de
expresión del espíritu o Dios encarnado en cada criatura consciente de sí
misma.
Recordemos
que el espíritu, Dios mismo, al encarnar o transformarse en humano, se limita
en consciencia porque debe actuar a través de la forma en la que se manifiesta.
Liberarse de la forma implicaría unirse con la fuente de la que proviene,
poniendo fin al proceso evolutivo en el que está inmerso. Esto solo parece
ocurrir al final de todo el proceso, cuando el nivel de información de Dios -
hijo, o Dios manifestado, se une con Dios - Padre o la fuente de la que emanó y
de la que forma parte.
Desde
esta perspectiva, somos en esencia UNO con Dios, pero no a nivel de consciencia.
Esta crece en conocimientos y nivel evolutivo -consciencia de sí- a través de
las experiencias vividas en cada encarnación. "YO, hijo de Dios, uno
con el Padre, dos niveles de consciencia, un solo SER", podría ser el
mantra que resume este planteamiento.
En
términos de la física contemporánea, somos energía que ni se crea ni se
destruye, sólo se transforma. Como dice el maestro espiritual Andrew Cohen: "Antes
del comienzo no había tiempo, ni forma ni espacio: solo existía un vacío
absoluto... no había nada... pero yo estaba ahí... Antes de todas las cosas, yo
ya existo... Antes de todo lo que fue y antes de todo lo que es, yo ya soy...
Nunca he nacido y, por lo tanto, no puedo morir jamás".[10]
Nuestro
principal dificultad para entender lo que aquí se está planteando es que, en
lugar de identificarnos con la energía que somos, lo hacemos con la forma que
esa energía ha adoptado. La comprensión se encuentra volviendo a nuestros
orígenes, cuando éramos energía no manifestada, y continuar identificándonos
con ella en lugar de con el cuerpo y con el
ego, o personalidad, a través de la cual nos expresamos.
En
resumen:
¿Quién soy? Eres Dios "soñándose"
tú. Hijo de Dios, uno con el PADRE, dos niveles de consciencia, un solo ser. O,
si lo prefieres, energía o universo consciente de sí mismo, o, si te resulta
más fácil de entender, una terminal de la consciencia divina.
¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde voy? No vienes de ningún lado y no vas a ninguna
parte. Eres, siempre has sido y siempre serás. Vienes de Dios y a Dios
volverás, porque eres Él.
¿Para qué estoy aquí? Para expresar las múltiples
facetas de tu SER, siendo el tú
relativo que eres: Dios hecho tú, y, en el proceso, evolucionar en consciencia
hasta percatarte de que eres todo lo que es.
Como
dice el místico Nisargadatta Maharaj: "Tú eres todo lo que es, nonato e
inmortal, y si tu mente se desvía de esta verdad ¡recuérdasela!".[11]
[1] Documento
preparado con la ayuda del ChatGPT.
[2] Bardo Thödol se traduce
también como La liberación a través de
la escucha en los estados intermedios o Libro de los estados intermedios.
[3] El nirvana se entiende como la cesación del sufrimiento y la liberación del ciclo interminable de renacimiento y muerte (samsara) que se cree que es inherente a la existencia mundana. Al alcanzar el nirvana, se considera que una persona ha superado el apego, el deseo y la ignorancia que son las causas fundamentales del sufrimiento humano.
[4] Uno de los que sostiene este punto de vista es el respetado analista del budismo “laico”, Gustavo Estrada. Esta posición está planteada en su excelente libro Hacia el BUDA desde occidente, Editorial Panamericana, 2016.
[5] Los interesados en conocer en forma resumida la filosofía de Baruch Spinoza y G. Hegel pueden solicitar mis artículos El Dios de Baruch Spinoza y Hegel y su concepción de Dios, escribiéndome al E. mail albertomerlano2009@gmail.com
[6] Para una ampliación de la misma sugiero la lectura de mi trabajo Dios en el hinduismo y en el budismo, solicitándola al E. mail señalado en la nota de pie de página número 5 de este trabajo.
[7] En términos generales El nivel de consciencia de una persona se mide en función de su preocupación activa –mostrada en actos- por los que considera sus semejantes. Entre más tienda a experimentar como pares a todo ser humano y a todo ser viviente y más se sienta parte de la naturaleza, en lugar de ser ajeno a ella, más elevado será su nivel de consciencia. Para una mayor información sobre este tema se puede solicitar mi artículo Etapas en el desarrollo de la consciencia, solicitándolo al E. Mail indicado en la nota 5 de este trabajo.
[8] Para mayor información los lectores interesados pueden solicitar mi artículo La vida después de la muerte, escribiendo al E. Mail señalado en la nota de pie de página No. 5.
[9] Se
puede encontrar una descripción de este proceso, ajustado al nivel personal, en
mi escrito De Dios, el soñador, para
la criatura, su sueño consciente, solicitándolo al E. mail indicado en la nota
de pie de página número 5.
[10] COHEN, Andrew: Iluminación evolutiva. Ediciones Obelisco, 2012 [219 páginas].
[11] Nisargadatta
Maharaj fue un maestro espiritual, gurú y filósofo de la India, nacido en 1897
y fallecido en 1981. Es conocido principalmente por sus enseñanzas en el ámbito
del Advaita Vedanta, una escuela de filosofía hindú que se enfoca en la idea de
la no-dualidad y la identificación del Sí mismo (Atman) con el Absoluto
(Brahman).
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